lunes, 5 de julio de 2010

El Animé: arte en movimiento

Una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, Japón logró durante la década de los 60, posicionarse a la cabeza de un mundo industrializado para promover así su relanzamiento internacional. De modo que una vez dada la liberación de su mercado, la economía japonesa pasó a regirse exclusivamente en la exportación. Por tanto, su industria fue capaz de producir artefactos y tecnologías altamente sofisticadas así como juguetes, memorabilias y coleccionables siendo estos una consecuencia directa del desarrollo de la industria gráfica, para el caso del manga y de la audiovisual para el caso del animé.

Los mangas provienen de pinturas hechas sobre pergaminos. Éstos empleaban textos donde se describían eventos y contaban historias. Con el paso de los años estas pinturas pasaron a ser una subcultura del Japón.

El término manga es empleado en el país nipón para hacer alusión al comic en general significando "dibujos caprichosos" o "garabatos", mientras que fuera de este se emplea tal término para referirse a las historietas japonesas como tal. El manga se ha convertido en un producto para todos los públicos

Los artistas creadores del manga son denominados mangakas a la par de que a los aficionados del mismo se les conoce como otakus desde 1983. El humorista japonés Aiko Nakamori utilizará este término por primera vez en su serie, refiriéndose a “las personas obsesivas que no paran de leer mangas y jugar videojuegos”. Sin embargo, es válido también el uso del prefijo “friki” en la palabra manga para referirse a este grupo de aficionados.

Durante la década de los 50, se produjo toda una revolución sobre este estilo artístico, el cual empleaba una perspectiva teatral sobre sus protagonistas, llegando a considerarse a esta época como la era pre-manga. Seguidamente, en 1951, un médico de nombre Osamu Tezuka (“el dios del manga”) el cual dejó a un lado la medicina para ejercer como dibujante, revolucionó esta industria tras idear fabulosas historias como la de Mighty Atom, la cual durante los 60’s fue lanzada a modo animé (dibujos animados) para Fuji Tv bajo el nombre de Astro Boy.

Debido al desarrollo de la industria audiovisual y la masificación de la misma como consecuencia directa de la penetración de los mercados se produjo la animación del manga como resultado lógico e inevitable de todo este proceso. De modo que surgió un formato audiovisual novedoso, denominado animé, el cual se difundió velozmente como bandera de su nación de origen.

Una vez propagado en todo el mundo, el animé japonés pasó a ser promovido aún más por el movimiento Pop de occidente, el cual supo explotar su carácter novedoso, determinado por las complejas e interesantes narrativas las cuales son reforzadas por un llamativo componente audiovisual, para así convertirlo en un fenómeno de consumo masivo, el cual se incorporó luego a la cultura popular de occidente.

Considerado como un género aparte de los dibujos animados, el animé se sitúa entre las expresiones más comunes del arte japonés, sirviendo de promotor cultural para el Japón, éste surge en pleno siglo XX como un formato alternativo, moderno y económico para la narración de historias y leyendas ante la carente necesidad de actores y recursos cinematográficos. Naiper, S. define al animé “como un fenómeno popular de la cultura japonesa”.


El animé considerado también como el siguiente nivel evolutivo del manga, suele desarrollarse en paralelo con este, por el contrario de sustituirlo y toma prestado elementos de muchos textos de este arte gráfico para su enriquecimiento. El diseño de este formato audiovisual puede variar de acuerdo a las épocas y tendencias de los dibujantes influenciado usualmente más por un tipo de brocha que por los trazos de un lápiz.

Comúnmente en el animé, se suelen exagerar los rasgos físicos de los personajes, para enfatizar de este modo los cambios de humor y muestras de sentimientos. Algunos estilos predominantes de este arte son: bishōjo, empleado para realzar la belleza femenina, significando literalmente joven hermosa; bishōnen, significando joven hermoso, este estilo es empleado para realzar la belleza masculina; moé, utilizado para exagerar características de ternura en los personajes; super deformed, usado en personajes muy pequeños en los que se tiende a exagerar las características infantiles.

El animé no refleja en la mayoría de los casos, rasgos orientales en sus personajes, sin embargo define un carácter muy propio que lo distingue de los animados occidentales, tales como:

- Los ojos en el animé pueden variar de color sin que existan patrones preestablecidos tal y como es el caso de los animados occidentales donde los ojos son por lo general azules, verdes, negros y castaños. Aunque no es un patrón obligatorio, los ojos en este género japonés son por lo general grandes e iluminados mostrando a la vez sombras y semitonos de imaginables colores que dan detalle y enfoque a los mismos.

- El cabello, muchas veces se exagera la forma y posición de este en los personajes aunque puede ser de cualquier aspecto y volumen. Al igual que en los ojos, no existen limitaciones para definir su coloración.

- El cuerpo, es por lo general en apariencia muy similar al cuerpo humano, aunque de acuerdo a los diferentes estilos sus características pueden ser exagerados para darle un toque de humor a las historias que se representan.

- La cara, mantienen en la mayoría de los casos rasgos finos y delicados, aunque son muchas veces objeto de exageración para lograr enfatizar el estado anímico de los personajes.
En el animé es muy frecuente la aparición de personajes tales como animales, demonios, robots y monstruos los cuales reciben en muchas oportunidades el mismo trato que los humanos, expuestos en diferentes tamaños y proporciones, responden al estilo artístico del animé denominado kemono, este guarda una estrecha relación con las filosofías del Budismo (la reencarnación) y el Shinto.

En definitiva el animé responde a un género altamente creativo, complejo y extenso capaz de incluir drama, acción, comedia, romance, erotismo y suspenso.

Siendo este un modo de expresión artística y cultural capaz de mantenerse conectado con su país de origen.

Para Japón, el animé ha resultado un elemento distintivo de su cultura, una prueba de esto ha sido, que el conocido gato cósmico japonés Doraemon, obra de Fujiko F. y Motoo Abiko fue nombrado en marzo de 2008 por el Ministro del Exterior, el “Embajador del animé” e ícono de toda una cultura. Su imagen es utilizada como símbolo de promoción del Japón y de la japoanimación en el mundo, partiendo de la idea de dar a conocer aún más la cultura nipona a fin de que la gente profundice en ella.

El acto se llevó a cabo de manera protocolar asistiendo Doraemon junto a su compañero Nibo, ambos fueron representados durante la ceremonia por dos actrices enfundadas en disfraces. Allí Doraemon recibió un certificado y una banda con su nuevo titulo a lo que comentó, "A través de los dibujos animados, espero transmitir a todo el mundo lo que los japoneses pensamos, nuestro estilo de vida y qué futuro queremos construir", esto de acuerdo a lo emitido por la agencia EFE de noticias en su web oficial (http://www.efe.com/).

En vista de la amplia difusión que ha tenido el animé en todo el mundo, el gobierno japonés ha promovido la asociación cultural no sólo de este gato-robot sino también de muchos otros personajes del animé como Goku, Pikachu, Meteoro y Astroboy, el cual también fue nombrado diplomático al otorgársele en noviembre de 2008 el cargo de embajador para la seguridad en el extranjero.

Otro dato relevante relacionado con la cultura y este popular gato azul, es el hecho de que en 2002, Fujiko F. fue votado por la revista Times como uno de los 22 “héroes asiáticos”. Este hecho da a entender el reconocimiento del valor del artista como alguien capaz de crear puentes entre las diversas experiencias culturales.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Están terminantemente prohibidos cualquier tipo de comentarios ofensivos, racistas y discriminatorios. ¡Recuerda mantener siempre un vocabulario adecuado!